Campo, te odio B1>B2
En nuestro pueblo no había banda ni nada y los jóvenes lo que querían
era marcharse cuanto antes de allí, y los niños, lo que queríamos
era hacernos jóvenes cuanto antes. Y mientras tanto, ellos paseaban
lo más cerca posible de las chicas y fumaban y escupían² al suelo,
s y nosotros nos divertíamos amargándoles la vida a los animales
pequeños y bañándonos en el río.
Por eso a Armando la vergüenza de ser de nuestro pueblo no se le
quitó nunca. En el tiempo que estuvimos de soldados, cuando alguien
quería saber de dónde veníamos, él siempre contestaba «de lejos».
10 Y la vez que por fin conseguimos salir con unas chicas y una de
ellas-la que tenía los ojos muy negros, me acuerdo perfectamente,
muy negros y hundidos- le preguntó que dónde caía ese «
Armando se puso muy serio y contestó que lejos era tan lejos que
ya ni se acordaba de dónde quedaba.
15 Siempre fue así. Luego acabamos el servicio militar y nos fuimos a la
capital a trabajar en un almacén de piezas para automóviles. Nada
más llegar Armando se compró un mapa de la ciudad, y mientras que
en los días de fiesta yo hacía cualquier cosa, como quedarme tirado
en la cama fumando o asomarme a la ventana a ver pasar gente o
20 leer los periódicos de cabo a rabo, él no paraba de andar entre calles
y de repetirse los nombres de los sitios por donde pasaba. Hasta que
se los supo todos de memoria y entonces empezó a decirle a la gente
nueva que íbamos conociendo que él era de allí, que había nacido
en la ciudad. Nunca se le quitó aquello que tenía contra el pueblo. Él
25 decía que no era vergüenza, que era rabia', una rabia terrible que le
entraba sólo de pensar en las cosas que le habrían pasado si hubiera
nacido en otra parte. No importa lo que fuera, el hecho es que lo sintió
hasta el último día de su vida y que le hizo sufrir.
A mí aquellas cosas me afectaban de otra manera. No pensaba nunca
30 en lo que no había sido. Ni en lo que habían hecho de mí las calles
empinadas del pueblo, siempre sucias del pasar de los animales.
Y el aire tieso del invierno y en verano, gordo y dulce como una
cosa que fuera de comer. Y las casas tan pegadas que a todos los
ruidos podía darles nombre. Y el olor en la iglesia que te empujaba
35 a pensar en la muerte; y los ojos pequeños de los viejos, como algo
áspero sobre ti, a cualquier hora; y el barranco donde todo se acaba...
¿De qué servía pensar? Yo había elegido marcharme de allí, eso era
lo único que importaba. Y ya sabía -lo supe nada más llegar a la
ciudad; lo dije el primero, luego Armando lo repitió: «nunca, nunca,
40 pase lo que pase»>- que jamás iba a volver a vivir en el pueblo.
Bonjour, si quelqu’un peut me faire un résumé simple de ce que le texte veut dire…c’est de l’espagnol niveau terminale ! Merci beaucoup